La confianza empresarial en Alemania se desploma por la guerra en Ucrania

Berlín/Berlín, 25 mar (EFE).- La confianza empresarial se desplomó en marzo como consecuencia de la guerra en Ucrania, después de que en febrero mejorara por segundo mes consecutivo sin que el impacto de la invasión rusa se hiciera notar todavía en la economía alemana.

Así, el Instituto de Investigación Económica alemán (Ifo) informó hoy de que su índice de confianza empresarial cayó de 98,5 puntos en febrero a 90,8 en marzo.

La principal razón es un desplome histórico de las expectativas -de 13,3 puntos-, que superó el descenso registrado al inicio de la pandemia del coronarivus en marzo de 2020, cuando cayeron 11,8 puntos.

Las empresas, que parten de la base de que viene tiempos difíciles, también consideran que su situación actual es peor, aunque el retroceso, en 1,6 puntos, fue comparativamente moderado.

En el sector manufacturero, el índice cayó como nunca antes y esto se refiere también a las expectativas de las empresas, que pasaron del optimismo a un claro pesimismo.

Las empresas consideran ahora sus perspectivas económicas extremadamente inciertas y también la evaluación de la situación actual ha empeorado.

También en el sector empresarial el clima empresarial se deterioró notablemente, lo que tiene su explicación en un marcado descenso de las expectativas.

El sector de la logística, en particular, mira con gran preocupación hacia los próximos meses.

Aún así, las empresas no consideran que su situación actual haya cambiado.

En cambio, las empresas evaluaron su situación actual casi sin cambios.

En tanto, en el comercio el índice de confianza empresarial se desplomó y el indicador de expectativas cayó como nunca antes.

No obstante, la evaluación sobre la situación actual no registró apenas cambios y se mantuvo en un buen nivel.

En el sector de la construcción, el clima empresarial empeoró notablemente, también por las expectativas considerablemente más pesimistas.

Aunque la evaluación sobre la situación actual empeoró, la mayoría de empresas constructoras siguen satisfechas con su actividad actual.